domingo, 4 de agosto de 2019

2- LA PERSONALIDAD Y SU IMPACTO EN EL DESEMPEÑO LABORAL



2
La personalidad y su impacto
en el desempeño laboral





Alberto Farías Gramegna 
       
T
radicionalmente, en un proceso de admisión de personal -una vez caracterizado un puesto de trabajo y definidas las competencias requeridas- se construía un “perfil estándar o matriz de referencia”  sobre la que se superponían los candidatos, buscando una identidad laboral coincidente. Los que no encajaban en este molde perdían, ya que se suponía al puesto un factor inmóvil y rígido.
Pero este encaje siempre es imperfecto ya que se parte de un perfil coincidente con un “tipo” ideal, virtual, y no con ninguna persona real. En este sentido la distancia pragmática entre trabajo prescripto (rol idealmente pautado) y trabajo real (el que efectivamente deviene del ajuste práctico, la situación y la personalidad del trabajador) constituye el dato clave para explicar la eficacia del nuevo paradigma de selección y gestión de personal, que habilita la actitud  para resolver problemas como valor deseado a la hora de cooptar ante similares antecedentes curriculares. Hoy se buscan personalidades antes que certificaciones de cursos realizados. Desde luego estos son valiosos si aquellas pueden aplicar los conocimientos de manera proactiva, pragmática y  creativa.
Más allá de la admisión esta el trabajo real y este se caracteriza por la infinidad de problemas concretos que la persona en acción debe resolver con conocimientos y sentido común. Esto solo será posible en un ambiente de cordialidad y donde la gestión tome en cuenta la personalidad de cada trabajador, su estilo de interacción y capacidad para resolver inconvenientes o imprevistos, a partir del grado de libertad necesario para tomar decisiones pertinentes, con arreglo a su responsabilidad en el organigrama. Este punto no podrá alcanzarse alegremente dejando que el nuevo empleado solo se acomode defensivamente y descubra los dimes y diretes de la organización. Es necesario el soporte tutorial que se conoce como “inducción a la tarea y su entorno”. Proceso muy importante que requiere de planificación, sostén y paciencia.  Si la inducción fracasa, la admisión se niega en su objetivo: lograr incorporar un empleado cuyo desempeño sea de excelencia.

No se trata solo de explicar la tarea

¿En qué consiste la inducción? Es mucho más que adaptar competencias previas. Técnicamente es un desarrollo a través de 3 etapas que incluyen 4 sub-etapas:

1- Incorporación (con capacitación teórica y entrenamiento),    
2- Habilitación (auto-entrenamiento y adaptación)
3- Autorización
Hoy se habla de la actividad de “coaching”, pero pocos entienden que entrenar es ante todo una actitud abierta y un estilo de comunicación constructiva en acción, desde un rol tutorial legitimado a otro encarnado en un proceso inductivo de autoafirmación, formación o aprendizaje. Es reforzamiento de la autoestima a partir de la valoración y la confianza en sus capacidades, sin descuidar la pertinencia profesional en el marco laboral que los convoca.
Y ese reforzamiento motivacional debe hacerse a partir de considerar la personalidad del empleado, ya que esta es una constante adaptativa, moderadora y articuladora entre las demandas de la persona y  los requerimientos de la organización. Entrenar a partir de las personalidades implica un soporte cognitivo-emocional, posibilitador de autoestima y confianza, condición para que una tarea específica sea sustentable. Es decir capaz de autoevaluarse, autoregularse y autocorregirse por decisión del trabajador responsable.

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