viernes, 2 de mayo de 2014

Discapacidad y medio ambiente...

DISCAPACIDAD Y MEDIO AMBIENTE
(Una perspectiva institucional *) 

Alberto J. Farías  - UMDP - UM   

( alfarias@mdp.edu.ar  -  alberto.farias@um.es  )

Palabras Clave: DICAPACIDAD-MEDIO AMBIENTE-POTENCIA CAPAZ-CONTEXTOS-BARRERAS ARQUITECTONICAS

Sumario
 La discapacidad puede estudiarse con relación al vínculo con el medio ambiente.
De este recorte investigativo se privilegia la perspectiva institucional tanto en su fase cultural como institucional.
Se introduce el concepto de contexto discapacitante y potencia capaz. Dos ideas centrales se desarrollan en el presente trabajo: 1) La extensión del concepto de discapacidad clasificándolo como relativo, absoluto, funcional, estructural, etc. y 2) Se llama la atención sobre los contextos discapacitantes, tanto los primariamente materiales (carencia infraestructural), como los ámbitos de –permítaseme el termino-  discapacitación  psicosocial.
Finalmente se describe la dinámica del proceso institucional.


Hace ya varios años que concita mi atención el vínculo entre el concepto de discapacidad (con su expresión clínica) y el medio ambiente tanto en su aspecto físico como psicológico.
En este recorte he privilegiado la perspectiva institucional en su doble acepción, de lo que permanece en la cultura, por un lado y la organización como tal, por el otro.
Quisiera enfatizar aquí dos ideas en torno a las que intentare conceptualizar  impresiones:

1)      Ampliar el concepto de discapacidad y generalizarlo cuidando de no perder su especificidad y sentido  

2)      Llamar la atención sobre  los contextos discapacitantes (también en su doble faceta física y psicológica).
Ambas ideas están estrechamente articuladas en una dialéctica de acción y realimentación.

 El contexto arquitectónico, cultural y psicológico, así como las condiciones materiales de vida discapacitan cada vez que sus características no se adecuen a las necesidades del sujeto, rechazándolo en lugar de contenerlo.
Pero sucede que la discapacidad no siempre es un estado dado  de una vez que se mantiene idéntico a sí mismo atemporalmente, sino más bien es el desemboque de un proceso incipiente en donde potencia y posibilidad de expresión se complementan o se anulan.
El resultado -en este último caso- será una sutil o grosera minoración de la potencia capaz  en sus diversas expresiones clínicas y grados de recuperación o evolución diferentes.
Permítaseme una comparación: sucede con las discapacidades lo que con las adicciones: solo son vista como problema las que alteran la relación social o el trabajo productivo.
Las discapacidades motrices, sensoriales o mentales alteran, obviamente, la incidencia del sujeto en su inserción activa  (agresiva) en el mundo del grupo de pares, es decir la relación sociolaboral. De tal suerte la sociedad responde marginando, y restringiendo el concepto de  discapacidad  como sinónimo de límite de la potencia capaz para lograr una  meta-patrón consensuada como normal, en el preciso sentido de la norma estadística.
Discapacidad es –en una perspectiva diferente-, capacidad distrófica, es decir no coincidente con el perfil de máxima performance estadística.
No obstante, no podemos obviar el efecto de “carencia absoluta” respecto a los logros relativos de un patrón positivo.
Esto quiere decir que hay discapacidades absolutas, respecto de un patrón normalizado y otras relativas, respecto de ese mismo patrón.
De todas maneras, siempre una discapacidad tiene un mecanismo de compensación.
Además-por ejemplo-, un no vidente, tendrá una discapacidad absoluta respecto de la vía óptica, pero relativa si se la compara con alternativas sensoperceptivas  de compensación.
Aquí, el medio ambiente físico y psicosocial podrá facilitar u obstaculizar estas alternativas.
Toda discapacidad, como anticipe mas arriba, es la resultante de una potencia capaz y su  desarrollo interactivo con el medio.
Así, podremos ver a una persona inserta en un grupo  de pertenencia-referencia, en un proceso y en determinada situación resultante  en el aquí y ahora; y nunca un estigma estático atemporal que suele dar entidad e identidad esencial a las que padece y expresa la discapacidad.

El proceso psicosocial de identificación y exclusión de la discapacidad.

Se dice en el lenguaje cotidiano que tal o cual persona  “es un ciego, o un PC, o un sordo, o un débil mental, o un esquizofrénico, etc.”Se enfatiza implícitamente el “un” y se esencializa así el sintoma, la disfunción o la carencia transformándolas en un estado inmutable, donde lo central es lo ontico, el minus, lo distinto y por lo tanto excéntrico  al grupo que se separa y diferencia  de la minoría minorada.
Lo distinto se tiende a relacionar con algo fuera de la norma (“anormal”) y se ha constatado que la idea de “anormalidad” es siempre pensada fuera del contexto y de la génesis.
Soy o eres “esto o aquello, sano o enfermo, malo o bueno, capaz o incapaz”, pares antiteticos, disyunción que lleva a la exclusión.
Al quitarle historicidad y contexto a lo diferente, le quito también comprensividad, lo deshumanizo y luego me distancio, lo desconozco, le temo o lo descalifico.entonces el paso siguiente es incluir lo distinto en un grupo especial diferenciándolo del que se ubica como “normal”, expresando una

diferencia en la potencia capaz  respecto de mi propia capacidad. Lo no coincidente será marginado, segregado.
Aquí voy a enfatizar la primera idea-fuerza que anticipé: la discapacidad, si bien es especifica no es necesariamente un estado dado, inmóvil, sino un proceso variable y dialéctico y siempre este presente en algún sentido en cada uno de nosotros, en distintos grados y problemáticas estructurales o funcionales, generando muchas veces la necesidad del uso de prótesis u ortesis.
En este aspecto vale señalar que las discapacidades estructurales, si bien comparten las características procesuales, tienen una base o limite irreversible al menos sin la inclusión de prótesis o técnicas suplementarias: en cambio las discapacidades funcionales son enteramente reversibles con el solo cambio de contexto.
Y aquí se abre la posibilidad de abordar en detalle la segunda idea-fuerza: la importancia de los contextos discapacitantes en general y las condiciones de discapacitación psicologicosocial en particular, en la etiología de ciertas discapacidades funcionales y en la contribución negativa a los factores de riesgo de las estructurales.

Los contextos discapacitantes.

Contexto discapacitante es aquel  que por su estructura material o influencia psicológica es capaz de detener, inhibir, mermar o trastornar una potencia capaz actual o incipiente.
Veamos dos ejemplos paradigmaticos: 1) un medio socio familiar carenciado no garantiza a un niño pequeño la dosis necesaria de proteínas, calcio, hierro, vitaminas, etc.Este hecho simple pero crucial, impide la formación de una estructura neuronal capaz de pleno desarrollo cognitivo, es decir el contexto material, aquí, es discapacitante.
Si este mismo niño al ingresar en su segunda infancia, sufre una fractura ósea y no es adecuadamente  asistido, probablemente  quede con un estigma oseo-muscular  de resultante motriz que lo discapacitará en su expresión corporal con las consecuentes dificultades practicas, estéticas, sociales, laborales, psicológicas, etc.   Los contextos discapacitantes tienen un efecto potenciador  y acumulativo.
Este niño ira quedando relegado paulatinamente de los circuitos de socialización, presentara problemas escolares, su personalidad no ganara en autoconfianza, sus fracasos se irán acumulando y nuevos contextos institucionales de características custodiales sumaran nuevas discapacidades funcionales a las estructuras existentes. La segregación original produce nuevas exclusiones.
2) Un segundo ejemplo nos muestra a un niño físicamente sano y pleno en sus condiciones materiales de existencia, pero presionado psicológicamente por una familia que lo niega en su identidad y lo fuerza a trastocar su rol filial, para asumir responsabilidades que  dañan su seguridad y autoestima.
Este niño padecerá una discapacidad afectivo-volitiva con expresión de bajo perfil en su performance intelectivo comprensivo escolar, en su autonomía, confianza y estima.
Se avecina seguramente una  discapacidad funcional de importantes consecuencias en su futura identidad adulta.
Hay que hacer notar a partir de estos dos ejemplos, que las actuales condiciones de interacción social son  predominantemente  discapacitantes en la promoción de protagonismo, compromiso y sensibilidad comunitaria.
Esto es así, sobre todo en la sistemática reducción del nivel de percepción de lo desagradable. Se tiende a incentivar la negación social del sufrimiento  por efecto de una alta intolerancia ala frustración
La resultante discapacitante del  mensaje de manipulación social parte de negar el nexo pasado-presente y desconfirmar la percepción y se caracteriza básicamente por la sensación de impotencia y esterilidad de todo esfuerzo tendiente al protagonismo en el cambio de la realidad, es decir, una suerte de nihilismo social de la potencia capaz.

El aspecto institucional

Las actitudes, las estructuras y las políticas atinentes al tema de la discapacidad, se generan, transcurren y realimentan en y a los espacios institucionales.
Esto es de perogrullo, pero vale la pena recordar que es en el pregnante ámbito de lo institucional  que se conforman y sostienen los contextos discapacitantes.
A veces por la dinámica no consciente de los grupos y las organizaciones, otras por las actitudes ideológicas del poder y otras veces por la falta de recursos y la mala adecuación de la infraestructura disponible.
Lo instituido es lo que permanece y condiciona, es lo que hace decir a muchos: “las cosas son así porque siempre fueron asi”y es lo que hace que unos sean rechazados como peligrosos y otros sean marginados  como distintos.
Lo instituido esta siempre amenazado por lo que pugna por instituirse, es decir lo instituyente.
Instituido e instituyente son momentos dialécticos del proceso institucional.
Lo instituido en nuestra cultura como en las normas de las organizaciones sociales es el aislamiento de las discapacidades, su estigmatizaron, su distanciamiento y separación convertidas en estados esenciales.
Lo instituyente es la actitud que busca su integración.
El cambio de actitud es muy difícil si no se analizan y modifican los efectos deletéreos que producen las instituciones fundamentales, tales como las educativas, al funcionar como contextos discapacitantes en el plano psicológico.
Algunos de estos efectos observados son: negación de la identidad, desvalorización, dobles mensajes que paralizan, falta de confianza, inseguridad, desaliento de la responsabilidad personal y social, autoritarismo, vaciamiento de contenido de los valores éticos, etc.
La suma de estos efectos da como consecuencia una discapacidad volitiva, emocional e intelectiva de acción responsable y compromiso social, en otras palabras una discapacidad cultural.


                                                                                                                                                 Mar del Plata, diciembre de 1999



(1)     Este artículo fue leído originalmente en las Jornadas de Discapacidad y Sociedad ,1995 (Necochea) y luego en versión periodística publicado con el mismo título en el suplemento de salud del diario La Capital de Mar del Plata. La presente es una versión levemente modificada del primer texto. (N del A)
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