(Una perspectiva
institucional *)
Alberto J. Farías - UMDP - UM
( alfarias@mdp.edu.ar - alberto.farias@um.es )
Palabras Clave:
DICAPACIDAD-MEDIO AMBIENTE-POTENCIA CAPAZ-CONTEXTOS-BARRERAS ARQUITECTONICAS
Sumario
La discapacidad
puede estudiarse con relación al vínculo con el medio ambiente.
De este recorte investigativo se privilegia
la perspectiva institucional tanto en su fase cultural como institucional.
Se introduce el concepto de contexto discapacitante y potencia capaz. Dos ideas centrales se
desarrollan en el presente trabajo: 1) La extensión del concepto de discapacidad clasificándolo como relativo, absoluto, funcional, estructural,
etc. y 2) Se llama la atención sobre los contextos discapacitantes, tanto los
primariamente materiales (carencia infraestructural), como los ámbitos de
–permítaseme el termino- discapacitación psicosocial.
Finalmente se describe la dinámica del
proceso institucional.
Hace ya
varios años que concita mi atención el vínculo entre el concepto de discapacidad (con su expresión clínica)
y el medio ambiente tanto en su aspecto físico como psicológico.
En este
recorte he privilegiado la perspectiva institucional en su doble acepción, de lo que permanece en la cultura, por un
lado y la organización como tal, por
el otro.
Quisiera
enfatizar aquí dos ideas en torno a las que intentare conceptualizar impresiones:
1) Ampliar el concepto de discapacidad y generalizarlo cuidando de
no perder su especificidad y sentido
2) Llamar la atención sobre los contextos
discapacitantes (también en su doble faceta física y psicológica).
Ambas
ideas están estrechamente articuladas en una dialéctica de acción y
realimentación.
El
contexto arquitectónico, cultural y psicológico, así como las condiciones
materiales de vida discapacitan cada
vez que sus características no se adecuen a las necesidades del sujeto,
rechazándolo en lugar de contenerlo.
Pero sucede que la discapacidad no siempre es
un estado dado de una vez que se
mantiene idéntico a sí mismo atemporalmente, sino más bien es el desemboque de
un proceso incipiente en donde potencia
y posibilidad de expresión se
complementan o se anulan.
El resultado -en este último caso- será una sutil
o grosera minoración de la potencia capaz en sus diversas expresiones clínicas y grados
de recuperación o evolución diferentes.
Permítaseme una comparación: sucede con las
discapacidades lo que con las adicciones: solo son vista como problema las que
alteran la relación social o el trabajo productivo.
Las discapacidades motrices, sensoriales o
mentales alteran, obviamente, la incidencia del sujeto en su inserción
activa (agresiva) en el mundo del grupo
de pares, es decir la relación sociolaboral. De tal suerte la sociedad responde
marginando, y restringiendo el concepto
de discapacidad como sinónimo de límite de la potencia capaz
para lograr una meta-patrón consensuada
como normal, en el preciso sentido de la norma estadística.
Discapacidad es –en una perspectiva
diferente-, capacidad distrófica, es
decir no coincidente con el perfil de máxima performance estadística.
No obstante, no podemos obviar el efecto de “carencia absoluta” respecto a los logros
relativos de un patrón positivo.
Esto quiere decir que hay discapacidades absolutas, respecto de un
patrón normalizado y otras relativas,
respecto de ese mismo patrón.
De todas maneras, siempre una discapacidad
tiene un mecanismo de compensación.
Además-por ejemplo-, un no vidente, tendrá
una discapacidad absoluta respecto de la
vía óptica, pero relativa si se
la compara con alternativas sensoperceptivas
de compensación.
Aquí, el medio ambiente físico y psicosocial
podrá facilitar u obstaculizar estas alternativas.
Toda discapacidad, como anticipe mas arriba, es la resultante de una potencia capaz y
su desarrollo interactivo con el medio.
Así, podremos ver a una persona inserta
en un grupo de pertenencia-referencia,
en un proceso y en determinada situación resultante en el aquí y ahora; y nunca un estigma
estático atemporal que suele dar entidad
e identidad esencial a las que padece y expresa la discapacidad.
El
proceso psicosocial de identificación y exclusión de la discapacidad.
Se dice en el lenguaje cotidiano que
tal o cual persona “es un ciego, o un
PC, o un sordo, o un débil mental, o un esquizofrénico, etc.”Se enfatiza
implícitamente el “un” y se esencializa así el sintoma, la disfunción o la
carencia transformándolas en un estado inmutable, donde lo central es lo
ontico, el minus, lo distinto y por lo tanto excéntrico al grupo que se separa y diferencia de la minoría minorada.
Lo distinto se tiende a relacionar con
algo fuera de la norma (“anormal”) y se ha constatado que la idea de “anormalidad” es siempre pensada fuera
del contexto y de la génesis.
Soy o eres “esto o aquello, sano o
enfermo, malo o bueno, capaz o incapaz”, pares antiteticos, disyunción que lleva a la exclusión.
Al quitarle historicidad y contexto a
lo diferente, le quito también comprensividad, lo deshumanizo y luego me distancio,
lo desconozco, le temo o lo descalifico.entonces el paso siguiente es incluir lo distinto en un grupo especial
diferenciándolo del que se ubica como “normal”, expresando una
diferencia en la potencia capaz respecto de mi propia capacidad. Lo no
coincidente será marginado, segregado.
Aquí
voy a enfatizar la primera idea-fuerza que anticipé: la discapacidad, si bien
es especifica no es necesariamente un estado dado, inmóvil, sino un proceso
variable y dialéctico y siempre este presente en algún sentido en cada uno de
nosotros, en distintos grados y problemáticas estructurales o funcionales,
generando muchas veces la necesidad del uso de prótesis u ortesis.
En este aspecto vale señalar que las discapacidades estructurales, si bien
comparten las características procesuales, tienen una base o limite
irreversible al menos sin la inclusión de prótesis o técnicas suplementarias:
en cambio las discapacidades funcionales
son enteramente reversibles con el solo cambio de contexto.
Y aquí se abre la posibilidad de
abordar en detalle la segunda idea-fuerza: la
importancia de los contextos discapacitantes en general y las condiciones de
discapacitación psicologicosocial en particular, en la etiología de ciertas
discapacidades funcionales y en la contribución negativa a los factores de
riesgo de las estructurales.
Los
contextos discapacitantes.
Contexto
discapacitante es aquel que por su
estructura material o influencia psicológica es capaz de detener, inhibir,
mermar o trastornar una potencia capaz actual o incipiente.
Veamos dos ejemplos paradigmaticos: 1)
un medio socio familiar carenciado no garantiza a un niño pequeño la dosis
necesaria de proteínas, calcio, hierro, vitaminas, etc.Este hecho simple pero
crucial, impide la formación de una estructura neuronal capaz de pleno
desarrollo cognitivo, es decir el
contexto material, aquí, es discapacitante.
Si este mismo niño al ingresar en su
segunda infancia, sufre una fractura ósea y no es adecuadamente asistido, probablemente quede con un estigma oseo-muscular de resultante motriz que lo discapacitará en
su expresión corporal con las consecuentes dificultades practicas, estéticas,
sociales, laborales, psicológicas, etc.
Los contextos discapacitantes
tienen un efecto potenciador y
acumulativo.
Este niño ira quedando relegado
paulatinamente de los circuitos de socialización, presentara problemas
escolares, su personalidad no ganara en autoconfianza, sus fracasos se irán
acumulando y nuevos contextos institucionales de características custodiales
sumaran nuevas discapacidades funcionales a las estructuras existentes. La
segregación original produce nuevas exclusiones.
2) Un segundo ejemplo nos muestra a un
niño físicamente sano y pleno en sus condiciones materiales de existencia, pero
presionado psicológicamente por una familia que lo niega en su identidad y lo
fuerza a trastocar su rol filial, para asumir responsabilidades que dañan su seguridad y autoestima.
Este
niño padecerá una discapacidad afectivo-volitiva con expresión de bajo perfil
en su performance intelectivo comprensivo escolar, en su autonomía, confianza y
estima.
Se avecina seguramente una discapacidad funcional de importantes
consecuencias en su futura identidad adulta.
Hay que hacer notar a partir de estos
dos ejemplos, que las actuales condiciones de interacción social son predominantemente discapacitantes en la promoción de
protagonismo, compromiso y sensibilidad comunitaria.
Esto
es así, sobre todo en la sistemática reducción del nivel de percepción de lo
desagradable. Se tiende a incentivar la negación social del sufrimiento por efecto de una alta intolerancia ala
frustración
La resultante discapacitante del mensaje de manipulación social parte de negar
el nexo pasado-presente y desconfirmar la percepción y se caracteriza
básicamente por la sensación de impotencia y esterilidad de todo esfuerzo
tendiente al protagonismo en el cambio de la realidad, es decir, una suerte de
nihilismo social de la potencia capaz.
El
aspecto institucional
Las
actitudes, las estructuras y las políticas atinentes al tema de la
discapacidad, se generan, transcurren y realimentan en y a los espacios
institucionales.
Esto
es de perogrullo, pero vale la pena recordar que es en el pregnante ámbito de
lo institucional que se conforman y
sostienen los contextos discapacitantes.
A veces por la dinámica no consciente
de los grupos y las organizaciones, otras por las actitudes ideológicas del
poder y otras veces por la falta de recursos y la mala adecuación de la
infraestructura disponible.
Lo instituido
es lo que permanece y condiciona, es lo que hace decir a muchos: “las cosas son
así porque siempre fueron asi”y es lo que hace que unos sean rechazados como
peligrosos y otros sean marginados como
distintos.
Lo instituido esta siempre amenazado
por lo que pugna por instituirse, es decir
lo instituyente.
Instituido e instituyente son momentos
dialécticos del proceso institucional.
Lo instituido en nuestra cultura como
en las normas de las organizaciones sociales es el aislamiento de las
discapacidades, su estigmatizaron, su distanciamiento y separación convertidas
en estados esenciales.
Lo instituyente es la actitud que busca
su integración.
El cambio de actitud es muy difícil si
no se analizan y modifican los efectos deletéreos que producen las
instituciones fundamentales, tales como las educativas, al funcionar como
contextos discapacitantes en el plano psicológico.
Algunos de estos efectos observados
son: negación de la identidad, desvalorización, dobles mensajes que paralizan,
falta de confianza, inseguridad, desaliento de la responsabilidad personal y
social, autoritarismo, vaciamiento de contenido de los valores éticos, etc.
La suma de estos efectos da como
consecuencia una discapacidad volitiva, emocional e intelectiva de acción
responsable y compromiso social, en otras palabras una discapacidad cultural.
Mar del Plata, diciembre de 1999
(1) Este artículo fue leído originalmente en
las Jornadas de Discapacidad y Sociedad ,1995 (Necochea) y luego en versión
periodística publicado con el mismo título en el suplemento de salud del diario
La Capital de Mar del Plata. La presente es una versión levemente modificada
del primer texto. (N del A)
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