domingo, 29 de julio de 2018

Empleo, imprevisión y siniestralidad


Empleo, imprevisión y siniestralidad

Por Alberto Farías Gramegna

Accidente: “Cualidad o estado que aparece en algo, sin que sea parte de su esencia o naturaleza”
                                                            
Es normal en la vida cotidiana hablar de “accidente laboral”. Durante años se ha pensado que el fracturarse un dedo, caerse desde un andamio o herirse un ojo con una astilla, formaba parte solo de los riesgos inherentes a la tarea. Algo así como un “mal inevitable”, los gajes propios del oficio.
Modernamente la idea la prevención como estrategia racional en la organización del trabajo, ha demostrado que aquel pensamiento es inexacto. Más aún, el concepto mismo de “accidente” usado de manera abusiva debe ser revisado por inadecuado. Tal como reza el acápite de esta nota, para el diccionario un “accidente” es la cualidad o estado que aparece en algo, sin que sea parte de su esencia o naturaleza. Sería entonces un evento sincrónico (de mera contingencia) que no está directamente relacionado con la dimensión afectada, ni es consecuencia de una serie de factores pre-existentes. El accidente entonces tiene más que ver con el azar que con un determinismo complejo de naturaleza “caótica”, concepto que no debe confundirse con lo aleatorio.
El mal llamado “accidente” con el agregado “laboral” como una entidad con sustancia propia, no es para nada esto. Un accidente genuino acecido en un escenario donde hay gente trabajando no es propiamente un “accidente laboral”, sino un episodio accidental externo al proceso de trabajo sobre el que se abate: un rayo en medio de una tormenta que incendia un galpón dañando a un trabajador, por ejemplo.
Por lo contrario, el “accidente laboral” tiene causalidad procesual, motivación y previsibilidad pronóstica. El método actual de análisis de un siniestro conocido como “árbol de causas” muestra claramente porqué se ha producido el hecho siniestral y por lo tanto indica también cómo pudo haber sido evitado. Lo mismo en un contexto laboral que en uno automovilístico o aeronáutico, etc. Y aquí también vale el ejemplo del rayo accidental frente al error de procedimiento técnico del piloto. En realidad, la mayoría de los siniestros por su propia naturaleza son de índole “incidental” y no “accidental” y responden más a una multiplicidad causal compleja y auto-realimentada antes que a una monocausalidad simple.

El riesgo previsible

Es adecuado entonces hablar de “riesgo previsible”. El concepto de “riesgo” refiere a una contingencia o la proximidad de un daño. Lo previsible entra dentro de lo normal, (concepto que alude a la “norma” frecuente), es decir que estadísticamente puede anticiparse. Cuando el riesgo previsible se potencia con la aparición de algún “factor incidental”, (o varios) entonces estamos en la puerta del siniestro, que se dispara finalmente con la respuesta inadecuada por acción u omisión del protagonista.
El factor humano (la falta de prevención por negligencia, inexperiencia o ineptitud técnica del trabajador) termina el proceso deletéreo agravándolo o evitando defensivamente controlarlo a tiempo: Cansancio, conflicto relacional, miedo a cometer errores, órdenes confusas o contradictorias, suelen coadyuvar en conductas desencadenantes a partir de condiciones predisponentes de riesgo.



Con un estudio de caso: En una clínica un trabajador manipula un regulador de presión de oxígeno y al girarlo éste se fragmenta saltando en pedazos, hiriendo y quemándole la mano. El episodio solo es pensado en términos de “accidente”, es decir como la ocurrencia de un hecho indeseado y en general inevitable, dado que proviene del azar. Sin embargo, se asume que, ante la posibilidad de un hecho similar, hay que estar protegido. Pero lo evitable -traducido en la baja de la tasa de ocurrencia que debe tender al ideal de cero-  no es solo la consecuencia en la salud del trabajador, sino la ocurrencia misma del siniestro. La tarea de manipulación de un contenido bajo alta presión implica siempre riesgo potencial que aumenta en probabilidad si no se controlan las variables incidentales objetivas y subjetivas: calidad del material, mantenimiento, disponibilidad de enseres de protección, entrenamiento del personal, etc. Estos son factores objetivos vinculados al recurso y los roles disponibles. La negligencia de la organización (ausencia de normas que obliguen al uso de guantes aisladores, antiparras) y la incompetencia, omnipotencia mágica (a mi no me puede pasar nada) o imprudencia del trabajador (hacer la tarea sin solicitar elementos protectores o disponerlos y no usarlos) son parte de la respuesta del factor humano en el contexto de la cultura de la organización.

Factores diferentes y estrategia preventiva

Al hablar de factores de riesgo y de factores incidentales estamos poniendo las cosas en su lugar, ya que se iluminan las cuádruples condiciones de producción de un siniestro: las inherentes a 1) las características del objeto, 2) al entorno, mantenimiento y calidad 3) manipulación técnica y control profesional de los procesos derivados y 4) respuesta subjetiva de la persona en función de su estado emocional. La prevención como táctica operante apunta a la reducción o eliminación del siniestro. Pero se hace necesario que la idea de prevención pase de ser una “táctica” (solo por este caso) a ser parte de un “pensamiento estratégico” de la empresa y se asimile a su cultura global.
Cuando la prevención se establece como actitud permanente y se incorpora a cada gesto del proceso laboral, logra cambiar la cultura de la organización y de esa manera el “accidente” queda reducido a la remota eventualidad casi siempre proveniente, como se ha visto, desde afuera del sistema que provocado por este.
La Ley 24557 sobre Riesgos del Trabajo dice en el apartado primero, que el instrumento legal busca “reducir la siniestralidad laboral a través de la prevención de los riesgos derivados del trabajo”. Por eso garantizar la calidad de la vida laboral no solo es un imperativo ético y sanitario sino la meta de una buena administración laboral honrando un viejo refrán que podría parafrasearse libremente como: “Hombres prevenidos, empresa segura”


Más sobre este tema:
http://afcrrhh.blogspot.com/2018/07/del-accidente-la-prevencion.html
http://afcrrhh.blogspot.com/2018/07/que-parezca-un-accidente-proposito-de.html

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