Psicología y Política
Sentimiento e interés
(el dogma pragmático del hombre creyente)
por Alberto Farias Gramegna
Creyente y dogmático
son adjetivos que describen la conducta habitual de una persona en particular.
Ambos no necesariamente van juntos, aunque todo creyente forma parte de la
“población en riesgo” de padecer dogmatismo. Si bien las podemos agrupar por sus
comportamientos y convicciones, esta taxonomía no está anclada en temperamentos,
rasgos de carácter o de personalidad, aunque, va de suyo, que estas variables
interactúan a la hora del comportamiento devenido de cada uno de estos sistemas
lógicos. Podríamos hablar en este caso de “tipologías existenciales” basadas
más bien en las cosmovisiones, creencias sistemáticas, ideologías en su sentido
amplio, como sistemas de ideas y representaciones de la realidad, que
determinan lo que los psicólogos llaman “actitudes” (tendencias, pensamientos,
convicciones y acciones observables reactivas a las diferentes situaciones
externas e internas). Por lo tanto la educación, las consignas y mitos
familiares, los usos y costumbres de cada sociedad, las culturas e
idiosincrasias del ser social y aún nacional, influyen considerablemente, de
manera compleja y desigual, en la formación de estos tipos lógicos.
El
creyente dogmático
Nos ocuparemos en esta nota de un tipo
particular de creyente: el dogmático en sentido estricto. Una especie que
cuando actúa en el escenario de la política y el poder es potencialmente
peligrosa para la salud republicana y la convivencia democrática. Si bien todo
creyente a su manera cree en algún “dogma” en sentido amplio, ya que creer en
algo sin posibilidad de evidencia es sostenerse en un relato incomprobable y
por tanto irrefutable, es decir dogmático, en su acepción más general: proposición que se asienta por firme y cierta y
como principio innegable de un discurso.
El creyente dogmático se caracteriza por una forma de pensamiento que toma la parte por el
todo. Lo que es bueno para él deberá serlo para todos. Es un ser de doctrina -una buena parte de de su
identidad reposa en ella- antes que de principios basados en el conocimiento
falible.
El creyente dogmático
no duda. Es egosintónico: sintoniza a las maravillas con sus ideas. Presume que
la duda es jactancia propia de quien puede subvertir sus certezas
tranquilizadoras. Es -en un sentido estricto- un gnóstico por defecto (gnosis significa conocimiento absoluto
e intuitivo).
Sus principios
(morales) están sujetos al dogma, por eso son invariables y refractarios a la
lógica de la polémica fundada. Las cosas son como son y no deben cambiar. El
mundo es mi mundo y mi creencia en una “verdad natural”, indiscutible.
Su moral, (la amoralidad
no sería compatible con el dogma, por lo que nos hablaría mejor de un psicópata
o un perverso) domina su ética y esta se somete a las normas del dogma, que es
una fe. Todo cambio resultará
iconoclasta. Por eso suele recaer en el discurso autoritario, lo que es
un asunto que le resulta funcional a sus intereses. Enseguida volveremos sobre
este aspecto.
A diferencia de la
gnoseología de los principios no dogmáticos (sustentados en el “logos”:
discurso que da razón a las cosas) su gnoseología es un conocimiento “a
priori”, es decir no conoce, sino que imprime su creencia (en verdad una fe,
sostenida en el sentimiento) a todo lo percibido.
Por eso, el dogmático
es un ser de pre-juicio. Y este es otro aspecto central en el comportamiento
del creyente dogmático que también refuerza su sistema de intereses. No se
detiene en el contenido de un pensamiento de terceros sino que lo valora en
función de quien lo dice.
Todo lo clasifica con
arreglo a la axiología (escala de valores) del dogma que profesa. El dogmático
en sentido estricto observa siempre un comportamiento que hemos definido como
“ideológista”.
A la manera de
Procusto -el hostelero del mito griego- recorta los salientes que no entran en
su sistema para valorar y tomar posición a partir de la ilusión
omnicomprensiva.
Su campo de acción
abarca cualquier temática de la vida: política, sexualidad, ciencia, religión,
estilo de vida, etc. Es políticamente reaccionario en sus asertos e intolerante
en sus actitudes. Llevado al extremo el dogmático puede mudar en una ética fanática
fundamentalista.
Cuanto el interés facilita el sentimiento
El creyente dogmático
suele ser fácil presa de situaciones discrecionales, ya que si lo que importa
es mantener el dogma, el fin justificará los medios. Así pasará casi sin
admitirlo de una actitud rígida a una más dura aún, la lógica del
fundamentalista. Su moral se hace lábil en nombre de la causa dogmática: “el
que roba a un ladrón…” y termina comiéndose al caníbal. Su sistema de intereses
va desde los lugares de poder en que proclama el dogma hasta el dudoso
incremento de su patrimonio. Todo en nombre de su pragmatismo que es coherente
con la idea de sostener su creencia sobre todo y todos. Llegado a este punto
sus intereses vitales que incluyen poder, dinero o estatus, se entrelazan de
tal manera con su sistema de ideas dogmáticas que se confunden aun para él mismo.
¿Que defiende, una idea o un interés vil?. Se dirá que un ideal es un interés
racional y emocional. Aceptado, pero nos referimos a otro caso, ya que la idea
dogmática funciona como coartada más o menos consiente , más o menos ignorada
para defender su situación social. A este interés “prosaico” lo diferenciamos
del interés “espiritual”.
Es decir que la
amalgama “interés prosaico-interés espiritual” da como resultado un
comportamiento coherente que se abraza al dogma vilipendiándolo hasta
desnaturalizar su función primigenia.
Se consolida pues un
relato del mundo que le da sentido a sus conductas erráticas y en esencia por
perversas amorales, ya que desaparece la creencia legítima en el dogma
original, más allá de sus contenidos buenos o malos.
Los mecanismos de
defensa del sujeto harán el resto de trabajo: negar la realidad, distorsionar
los hechos reales y mantener su propia autoestima cada vez que es cuestionado
su integridad moral y su honestidad intelectual. Un trabajo muy aceitado entre
sentimiento e interés. Cuestión elemental de sobrevivencia de la especie.
http://afcrrhh.blogspot.com.es/
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