Psicología y Sociedad
(acerca del comportamiento adaptativo del sujeto a su entorno)
Por
Alberto Farías Gramegna
“Todo hombre es él y su circunstancia” - José Ortega y Gasset
“La conducta ambientalmente relevante se encuentra afectada por valores individuales, actitudes, creencias, y conocimientos, así como por las variables de personalidad” - Mariano Soriano Urban
A |
llá lejos y hace tiempo, en la primavera de 1987, junto a Alicia Pelorosso escribíamos “La función del psicólogo junto al arquitecto en el abordaje de las barreras arquitectónicas y urbanísticas”, un breve artículo pionero -avalado oficialmente por la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, (APBA), en la que ambos militábamos gremialmente- para presentarlo en el segundo congreso argentino de esta temática en la ciudad de Mar del Plata, organizado por la Sociedad Central de Arquitectos, entidad con la que trabajábamos coordinados por el arquitecto Jorge Low, en proyectos comunes de investigaciones inter y trans-disciplinarias.
Un año después retomé en solitario esa temática con mi artículo “Los contextos ambientales, la psicología social y las barreras arquitectónicas y urbanísticas”; Luego le siguió “Discapacidad y medio ambiente” (1992), “Ciudad, contextos ambientales y arquitectura para la salud” (2003), el libro “Los chicos crecen” (2005) (sobre el desarrollo, la identidad y el territorio), “Barreras arquitectónicas y psicológicas” (2005) (presentación en las Jornadas de Diseño del Inst. Andrea Palladio de Mar del Plata) , “El espacio como soporte de la identidad y telón de la creatividad” (2005) (charla-taller en el Instituto de diseño Andrea Palladio de Mar del Plata), el capítulo: “Rele- vamiento de barreras arquitectónicas y urbanísticas en la costa urbana de Mar del Plata” (2007), en el libro colectivo “Mar del Plata, Fragilidad Costera”, “Las barreras arquitec- tónicas-urbanísticas y su implicancia psicológica” (2008) ,(en la Revista Perspectivas en Psicología, Nro.1) , y tantas menciones sobre psicología socioambiental en multitud de artículos periodísticos. Queda asentado en esta historia mi permanente interés por la acción humana sociocultural sobre lo ambiental hasta nuestros días, y hoy mismo expresado en el presente artículo. ¿Pero qué es la llamada Psicología Ambiental? ¿Qué caracteriza a su objeto de estudio? ¿Cuáles son sus coincidencias con la Psicología Social?
La psicología social y la psicología ambiental: del contexto grupal al contexto ambiental
La presencia del contexto
en los estudios de la psicología social siempre ha sido una variable cuya
presencia en mayor o menor medida ha sido tenido en cuenta, aunque en general
como parte de un todo que siempre pone acento en la acción de la alteridad del
semejante, es decir la presión del otro-en-el-grupo-del-entorno. Al respecto
Gabriel Moser en su artículo “¿Por qué la psicología social necesita un
psicología ambiental? De la psicología social a la psicología ambiental”
(2007), afirma que: “En la psicología
social analizar el comportamiento en un cierto contexto es buscar una
generalización, y no variaciones debidas a factores ambientales. Tomar en
cuenta el ambiente es poner la interacción entre el individuo y los otros
dentro de ciertos contextos sin preocuparse de la relación del individuo con
éste. El contexto en psicología social es así una variable intermediaria,
moduladora y no una variable explicativa.”. Y enseguida, Moser completa: “En
la psicología ambiental, al contrario, el ambiente no es una variable
perturbante o intermediaria, sino que es parte del objeto mismo de la
disciplina, dado que la disciplina trata de la interacción con ese mismo
ambiente, tratando esa interacción como la explicación de la percepción y del
comportamiento.” (pag.38.op.cit)
En línea con nuestra idea de lo que llamaré enseguida “psicología socio-ambiental”, este autor remata: “Para la psicología ambiental el comportamiento y/o la percepción no tienen sentido independientemente del ambiente en el cual el individuo percibe y/o actúa. Los aspectos físicos y sociales son indisociables en sus impactos sobre el individuo. Éste percibe y actúa, en otros términos, interactúa con el ambiente, tanto en sus dimensiones físicas como sociales. Estos aspectos distinguen claramente a la psicología ambiental de la psicología social. La psicología ambiental no es una aplicación de la psicología social al ambiente, sino una disciplina autónoma, o una de las subdisciplinas de la psicología. La psicología ambiental trabaja en el contexto y sobre el contexto.” (pág.38 op.cit). Ahora bien, ¿Hasta dónde la llamada PA esta tan alejada de la PS? ¿Qué objetos comparten...? ¿Es el “contexto ambiental” el objeto de la PA…o es el sujeto en interacción con su contexto...?
Una definición propia de psicología social
He definido a la
Psicología Social como “la sub-disciplina, que estudia el comportamiento individual en función
del campo transactivo socio-grupal, siendo ese comportamiento individual la
unidad de análisis que le da pertenencia y la liga directamente con la disciplina madre: la psicología.” (Farías,
2011) (Programa de la Cátedra de PS, de la Universidad Atlántida Argentina,
filial Mar del Plata). Nótese que se enfatiza “comportamiento individual”; de
la misma manera al definir a la psicología ambiental , habría que aclarar muy
bien que se trata del comportamiento individual en función del contexto
medio-ambiental ...que incluye, sin embargo, de manera contingente a la
presencia de los otros, es decir del grupo-en-el-entorno, referencia de toda
psicología social. Lo que pretendimos sacar por la puerta se nos ha metido de
vuelta por la ventana. Porque aquí el asunto es definir los límites del
concepto vago de “contexto”. El siguiente gráfico pretende aclararlo.
Como podemos ver en el gráfico de círculos contextuales que contienen sincrónicamente al comportamiento del sujeto, la psicología social se mueve en el vector de variables que van del “campo psicológico” del sujeto al entorno grupal inmediato y viceversa. Sin embargo los otros círculos sitúan y sitian al sujeto condicionando muchas de sus conductas por “defecto”: es la presencia continua implícita y explícita del medio ambiente general, con sus manifestaciones organizacionales, comunitarias y socio-jurídicas. Ese es el territorio de referencia de las investigaciones psicológicas socio-ambientales o como se prefiera decir, de la psicología ambiental.
¿Psicología Ambiental a secas, o Psicología Socio-ambiental?
En su pionero y documentado libro “Psicología Ambiental Aplicada” (1994), el psicólogo social español Mariano Soriano Urban ensaya a la sazón, una definición de PA: “Disciplina científica que estudia las relaciones dinámicas entre el medio ambiente, el hombre y su comunidad social, con inclusión de los distintos niveles de análisis psicosocial, preocupada y orientada hacia la resolución de problemas ambientales y hacia el desarrollo de estrategias que permitan la adecuada toma de decisiones en la comunidad…”(op.cit p-17).
Nótese que esta definición, correcta e irreprochable en lo formal, es sumamente genérica, y poniendo en primer lugar el medio ambiente en su interacción con el hombre y su comunidad social, enfatiza dos cuestiones: a) descriptiva y b) normativa. Aquí pareciera que “lo ambiental” como existente externo al sujeto, es pensado desde lo pragmático operativo, orientado a una finalidad proactiva: lograr entender y cambiar las actitudes que generan los problemas ambientales.
Sin
embargo más adelante, el autor propone una segunda definición, -a la que llama
justamente “operativa”- que resulta aún más
amplia y pragmática-axiológica:
“Conjunto de contribuciones científicas, educativas y profesionales dirigidas a la promoción y mantenimiento de una conducta ambiental responsable, a la evaluación e intervención ambiental, a la identificación de los correlatos psicosociales de los afectados e interesados por problemas medioambientales y a la formación de una política ambiental” (op.cit p.18). Semejante definición operativa-descriptiva de los asuntos que competen y apetecen a la Psicología Ambiental, hace que muchos de estos objetos destinos del interés de la disciplina, se solapen necesariamente, con la psicología social, la psicología institucional-organizacional, la antropología cultural, la economía política, la sociología, y aún con la psicología de la personalidad. Esto mismo parece ser reconocido por el autor cuando en la página 142 (op.cit) hablando de las fuerzas directrices creadoras de contextos en donde se desenvuelven las conductas, dice: “(…) Por ello, los factores contextuales son tan importantes, los psicólogos deben ser interdisciplinarios, incluso en la explicación de la conducta individual”. Y más adelante leemos que “La conducta ambientalmente relevante, se encuentra afectada por valores individuales, actitudes, creencias y conocimientos, así como por las variables de personalidad.” (p.146. Op.cit. supra). Y es que toda sub-disciplina que surja del seno de la ciencia madre, la Psicología, no debe olvidar que su objeto primero y último es la conducta del sujeto-situado-sitiado y no su entorno “en sí”, -objeto de otras disciplinas-, que constituye el contexto del texto.
El sujeto: un actor entre los actores y el escenario
El
sujeto interactúa de manera transactiva con los otros sujetos y con su medio
ambiente en general (activo o inerte), subjetivando lo objetivo y objetivando
lo subjetivo, por eso el hombre al crear recrea la realidad medioambiental.
Para el hombre, no hay ambientes “en sí”, solo ambientes “para sí”. De cómo sería
el planeta sin el hombre habitándolo carece de toda importancia para la
Humanidad, ya que el concepto ético y axiológico de “lo importante”, surge por
la mera existencia consciente de la vida humana, con sus necesidades y sus incidencias.
Tengo para mí que todo estudio ambiental debe partir de la dimensión de lo
social, en tanto que cuando hablamos de “medio ambiente” estamos pensando en un
contexto integral, no solo físico, sino cultural, organizacional y psicológico,
posibilitador de un “hábitat” (otro concepto derivado) de un ser vivo (animal o
vegetal) que lo habita, lo disfruta y lo padece, y no debe ser confundido con
el de mero “territorio” (zona capaz de ser habitada o controlada por un ser
vivo, o aún de “área espacial geográfica”, que no presupone en principio a
nadie que necesariamente la habite. Por lo que a la idea de “ambiental” le
anteponemos la denotación de “psicología”, creo que debiéramos agregar la
palabra “social”, ya que no puede haber una psicología del ambiente a secas o
ambiental sin la presencia del factor humano, es decir social. Un ambiente no
es un sujeto percipiente y la psicología es la ciencia de la conducta de los
sujetos “para sí” y no de las cosas “en sí”, como las piedras de una zona
desértica o los contenedores de basura de una ciudad. Como sería un tanto
alambicado y redundante hablar de la psicología de los sujetos sociales que
habitan en un medio ambiente...etc. hablaré en adelante a los fines de este
artículo de Psicología Socioambiental, para enfatizar esa unión inextricable
entre sujeto-sociedad y contexto, pero recordando siempre que el centro de toda
psicología humana (podemos hablar de psicología o etología para los animales no
humanos) es la conducta (actual percibida) y los comportamientos (las
secuencias de conductas en el tiempo) del sujeto humano en situación. En este
sentido en mi opinión resultan claves las aportaciones de Phillip Zimbardo en
relación a su concepto del “poder de las situaciones”.
Y bien propongo ahora buscando una mayor síntesis centrada en el estudio del comportamiento de un sujeto-en-situación, -objeto genuino de toda psicología, como se dijo- , pensar a la Psicología Socioambiental como la “sub-disciplina de la Psicología, -emparentada genuinamente con su “hermana”, la psicología social-, que con conceptos y teorías propias y compartidas, estudia las relaciones dinámicas y dialécticas del comportamiento del hombre-en-situación-transactiva con y desde su entorno comunitario específico (objetivo y subjetivo tal como él lo percibe) y con el medio ambiente en general y sus efectos transitorios y permanentes sobre éste último”.
El sujeto social, el “yo” y el ambiente humano como medio
Siendo lo psicológico, “hijo” de una extraña pareja
con un tercero incluido: socio-bio e histórica, la influencia social en la
conducta resulta en la amalgama de identidad que dio origen al “ser” de
conciencia que pretendemos explicar, siempre debatiéndose mitad necesidad-soma-impulso,
mitad control-con-y-por-el otro-social. Pero esta tensión dialéctica, no se da
en el vacío ni solamente en el universo de la palabra que significa y
re-significa una y otra vez el gesto y el vínculo. Se da siempre en un entorno
ambiental concreto y preciso. Un territorio-paisaje que marca la acción y la limita
o favorece. Un espacio social cotidiano que se imbrica con la historia y la
identidad del sujeto, que quedará así sujetado a su condición de ser finito y
tridimensional, móvil y explorador de su entorno: el medio ambiente. Este medio
ambiente (MA) presenta varios aspectos
que sumados, integrados y actuando interactivamente pueden sintetizarse en: a) físico-ambiental
b) cultural educativo c) socio económico y d) histórico tradicional.
1-Lo físico ambiental: Reúne el ámbito de las
organizaciones y el barrio, la calidad de vida, los espacios cotidianos, la
estructura familiar y la presencia o ausencia de salud. También clima y
situación geográfica.
2-Lo cultural educativo: Incluye el nivel de
estimulación intelectual, los usos y costumbres, la historia, la mitología
familiar, las tradiciones familiares y grupales, el idioma materno, el nivel de
alfabetización, la educación sistemática y asistemática, el cuidado del propio
cuerpo, las costumbres de puericultura, etc.
3-Lo socio económico: Resume la situación social en
general, el “standart de vida “, la ocupación o el desempleo,
los ingresos familiares, el nivel de status social, los roles, el manejo del dinero y la ubicación dentro de
la estructura de clases
4-Lo histórico tradicional: Refiere predominantemente a la historia real y sentida por la familia. (lo que la
escuela freudiana gustaba llamar “novela
familiar”), a los mitos, a las discriminaciones, persecuciones o aceptación de
la familia dentro de una comunidad dada, a las creencias religiosas, al deseo
de maternidad, etc.
Estos “aspectos” del medio ambiente a su vez se encuentran presentes
genéricamente en cualquiera de los tres niveles de lo que bien podríamos
llamar un Contexto Ambiental:
Dentro de la familia, la cultura social (por ej., transmitida por la escuela), y la sociedad tomada como un todo discontinuo y expresada primariamente en el barrio. Familia, cultura y sociedad, integran contextos medioambientales distintos, pero que expresan cada uno a su manera los aspectos antes descriptos (físico-cultural-económico-histórico)
Los contextos: a favor o en contra
Sucede
que estos contextos- según el predominio, ausencia o equilibrio de factores- pueden devenir en “facilitadores”
o “discapacitantes” de una
socialización armónica. Si bien todo proceso socializador resulta conflictivo,
hay algunos más o menos desviados hacia la salud o hacia la enfermedad (esto dicho
en términos relativos a la dimensión dialéctica individuo-sociedad). El
concepto de “contexto” que utilizo alude
al entorno ambiental total (físico y
cultural), en donde se desarrollan los intercambios del sujeto con sus
grupos inmediatos y mediatos, así como
sus percepciones de los mismos.
Ahora bien, ¿qué tipo de relación se establece entonces entre el organismo y el medio? El concepto de “organismo” esta tomado en el sentido de totalidad socio-bio-psíquica, es decir lo psíquico, lo físico y su interacción con el afuera. Un organismo puede ser definido como “un sistema de intercambios con una zona delimitada entre un adentro y un afuera” (lo que entorna al organismo). También, como “un individuo construyendo psiquismo”. Seguiremos aquí la noción clásica de adaptación entre organismo y medio ambiente (Piaget, 1964) Pero ¿Qué tipo de adaptación es esa? ¿conflictiva, pasiva, contradictoria, interactiva, transactiva? Una predominante ante la normalidad y todas por recurso temporal según la contingencia.
Resumiendo: Aspectos-Niveles-Contextos
A): Los
aspectos del MA (distintos componentes articuladores de
una realidad institucional) son:
a) fisico-ambiental b) cultural-educativo c) socioeconómico d) histórico-tradicional
Ejemplo de un club de barrio a) ubicación: tipo de construcción, espacios, circulación, etc. b) discursos, contenidos, enseñanzas c) ¿quiénes concurren? Poder adquisitivo, clase social, etc. d) mitos, historia, tradición del grupo, etc.
B) Denominamos “niveles” del medio ambiente a la familia (cultural afectiva), la escuela (grupo secundario, efectos de lo cultural sistemático) y a la sociedad (el territorio barrial, lo cultural asistemático) Familia, cultura y sociedad forman entonces un “contexto ambiental”
C) Los “contextos ambientales” podrán resultar diacrónicamente facilitadores o discapacitantes del desarrollo integral del individuo.
Contextos, comportamiento y barreras ambientales
Si hacemos abstracción de ciertas condiciones infraestructurales que limitan u obstaculizan a la hora de proyectar, una “arquitectura de usufructo plural” debiera pensarse como diferencial, funcional e integral; con esto queremos decir que tome en cuenta las características no homogéneas de los usuarios, las diferencias concretas de los hombres en sus capacidades y en sus motivaciones y sea capaz de facilitar su uso desde una pluralidad morfológica.
Por funcional entendemos no solo su
posibilidad de uso y disfrute, sino su operatividad racional, su función
reconocida dentro de un mundo consensual
de valores. Aquí también debería
tenerse en cuenta los usos y costumbres
diferentes en cada región de un país. En
este sentido una disposición espacial o
una estructura determinada, puede ser grata y funcional en una orbe
cosmopolita, y al mismo tiempo hostil e inservible para las costumbres, el clima o las
creencias de los pobladores de una
pequeña villa montañesa.
La idea de integralidad apunta a la regulación de
una homeostasis entre una necesidad económico-social, una fluidez de uso no
conflictiva y una facilitación
psicológica en el logro de una identidad persona-objeto, sostenida muchas veces
en lo que se conoce como la interface del objeto.
Las estructuras,
entonces, sean estas un monumento, un puente o una plaza, deberían tener en
cuenta la identidad socio-cultural colectiva, para no convertirse en objetos alienados y alienantes.
Esto nos lleva a
afirmar que no hay barreras esenciales
u objetivas. En todo caso hablamos de barreras objetivadas, materializadas,
pero, como ya se ha dicho, toda barrera
remite a una segregación psicosocial, efecto de complejos factores de poder,
ideológicos, económicos, etc.
Así, algo será o
no barrera en función de sí sus características son o no compatibilizables con las capacidades
socio-bio-psíquicas del sujeto que vaya
a su encuentro.
Bibliografía referida
-Farías,
A y Pelorosso, A (1987) “La función del psicólogo junto al arquitecto en el
abordaje de las barreras urbanísticas y arquitectónicas” – Ponencia en el II
Congreso de las BAU, Mar del Plata (1987)
-Farías, A (1988) “Los contextos ambientales, la
psicología social y las barreras arquitectónicas y urbanísticas” - (Trabajo
leído en APBA)
- Farías, A (1992) “Discapacidad y Medio
Ambiente” - Trabajo leído en las Quintas Jornadas Regionales sobre Integración de las
Discapacidades, organizadas por la Municipalidad de Necochea- Pcia. de Bs.Aires.
Publicación “Discapacidad y medio ambiente”: artículo en Diario La capital de
Mar del Plata.
-
Farías, A (2002) “El rol del psicólogo
en la planificación urbana” Jornadas Ciudad y Desarrollo, MDP, UNMDP
- Farías, A
(2002) “Ciudad, contextos ambientales y arquitectura para la
salud” - Publicación de Jornadas Ciudad
y Desarrollo.
-Farías, A (2003) “Los chicos
crecen (Una perspectiva territorial
de la construcción de la identidad del educando)” Ed.Martín- UAA, MDP
- Farías, A (2005) “Barreras
arquitectónicas y psicológicas” - Presentación en las Jornadas de Diseño del Inst.
Andrea Palladio de Mar del Plata. ,
-Farías, A (2005) “El espacio
como soporte de la identidad y telón de la creatividad” (charla-taller en el
Instituto de diseño Andrea Palladio de Mar del Plata)
-Farías, A (2007) “Relevamiento de barreras arquitectónicas y
urbanísticas en la costa urbana de Mar del Plata” (2007), en el libro colectivo
“Mar del Plata, Fragilidad Costera”. Ed. Martín. Imp.
-Farías, A (2008) “Las barreras
arquitectónicas-urbanísticas y su implicancia psicológica” - Revista Perspectivas en
Psicología, Nro.1-UNMDP)
-Moser, G
(2007) “¿Por qué la psicología social necesita una
psicología ambiental? De la psicología social a la psicología ambiental” en Perspectivas
y retrospectivas de la Psicología Social en los albores del siglo XXI – Biblioteca
Nueva, 2007
-Piaget, J (1964) Seis estudios de psicología –Paidos Buenos
Aires
-Soriano Urban, M (1994) “Psicología
Ambiental Aplicada” Ed. Murcia.
-Zimbardo, P (2008) “El efecto
Lucifer” Paidos Ibérica
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