lunes, 19 de junio de 2017

LA ENSEÑA QUE BELGRANO....

LA ENSEÑA QUE BELGRANO NOS LEGO
por Alberto Farías Gramegna 

El calendario y mi pequeña hija me hicieron pasar un momento difícil.
Sabía que  la pregunta iba a venir y lo temido finalmente se produjo:
-Papá  -me dijo Anita, en el Día del Padre- ¿mañana no tengo que ir a la escuela...no?
Con toda naturalidad le aseguré‚ que no, porque sería un lunes feriado.
-¿No hay clase por el Día del Padre?- preguntó  enseguida.
Le respondí que el Día del Padre era “hoy” y aproveché‚ para volver a elogiar su regalito, con la intención de instalar un tema más cómodo para mí.
   - ¿Y por qué‚ mañana no hay clase?- insistió al más  puro estilo de “El Principito”
    -Bueno...-le dije no muy convencido- es por Belgrano y la bandera.
    -¿Pero  no fue el viernes pasado el acto de la bandera? -preguntó sorprendida.
   -Ese día fue el acto en la escuela...pero el Día de la  Bandera es hoy domingo -le aseguré- aunque el feriado es mañana... -enseguida me di cuenta de lo engorroso del tema- ¿Entendés?...bueno, y hoy también es el Día del Padre -agregué espontáneamente.
   -Ah...-comentó satisfecha- porque Belgrano es el padre de la bandera...
     Nunca se me había ocurrido esa asociación entre el Día del Padre y el Día de la Bandera, pero, confieso  que por un momento sentí un alivio.
-¡Claro! -le dije- Belgrano creó la bandera argentina...
-¿La inventó un lunes? -preguntó
 Confieso que esta última pregunta me asestó un golpe inesperado.
-No, hija mía, -traté‚ de calmarme y organizar mi pensamiento haciéndolo didáctico- Belgrano creó la bandera un 27 de Febrero de 1812, en Rosario, a orillas del río Paraná.
En ese momento recordé‚ la carta que Don Manuel enviaba al Gobierno en Buenos Aires informándole de su iniciativa sin permiso oficial: “Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la mandé  a hacer blanca y celeste, conforme a los colores de la escarapela nacional”
-¿Mañana es 27 de Febrero..?.- preguntó Anita, echando más leña al fuego.
-No hija, mañana es lunes 21 de Junio...-le dije, confundiéndola aún más.
-¿Y ese día, Belgrano creó la bandera?-
-No...te explico: en realidad en el Día de la Bandera lo que se recuerda es el día en que murió Manuel Belgrano, un 20 de Junio... Eso pasó en 1820.-
-¿Mañana es 20 de Junio?- dijo Anita imperturbable.
-¡No! -contesté‚ aterrorizado- Hoy es 20...mañana es  21 de Junio.
-¿Y ese día que pasó?- me dijo mirándome fijo a los ojos.
-¡Nada!...Bueno, nada no...siempre sucede algo en la historia.
-¿No te entiendo nada  -interrumpió Anita- Me decís, al final, por qué mañana no hay clase?-
Me di cuenta de que estábamos otra vez en el comienzo y que la cancha se estaba embarrando. Decidí ensayar, entonces, una clase magistral.
-Mirá Anita, Don Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano -que aunque no lo creas, así lo bautizaron- nació un 3 de Junio de 1770.
 El 27 de febrero de 1812, mientras estaba en  una campaña militar, en guerra contra los españoles, crea la bandera. Tenía en ese momento 42 años.  A los pocos meses, el 25 de Mayo de 1812 la hace bendecir en Jujuy, siendo General en Jefe del Ejército del Norte.  Belgrano muere ocho años después, un 20 de Junio de l820, en Buenos Aires. Lo que se recuerda en el Día de la Bandera es la muerte de Belgrano.
De inmediato supe que algo había en esa última frase que no sonaba bien.
-Y mañana vendría a ser el festejo...-acotó Anita, echando por tierra mis ilusiones.
-No, es hoy...Y  no se festeja una muerte, se la recuerda. ¿Te queda claro? En el día de la muerte del creador de la bandera, se recuerda precisamente... a la bandera...o sea es el Día de…
-¿Y por qué el Día de la Bandera no es el mismo día que Belgrano la creó? -interrumpió Anita, razonablemente.
-¡La verdad es que no lo sé!- Habla cedido sin tapujos a mostrar mi indefensión ante la impecable lógica de un niño.
-¿Entonces el domingo 20 es el día  en que murió Belgrano?
-¡Sí!- dije aliviado.
-¿Y no se festeja el día del su nacimiento?- preguntó.
-¡No!- concluí severo.
 No pude evitar pensar sobre el predominio de la muerte sobre la vida que siempre caracterizó al “ser nacional”.  La extraña idea tan argentina de conmemorar “el paso a la inmortalidad” de los héroes, no deja de ser una idolatría de los monumentos por sobre la valoración de los gestos de los vivos. A San Martín y Sarmiento, por ejemplo, se los recuerda, también, en las fechas de su fallecimiento. No son, entonces, fechas para festejar la vitalidad de sus ideas, sus luchas y sus logros, sino de recogimiento y circunspección por la partida del prócer  del reino de este mundo, para usar una expresión de Alejo Carpentier.
Toda la cultura argentina ha sido influida  por la idolatría de la dramática funeraria. Hay algo de “rigor mortis” en la formalidad hueca de los actos de homenaje y en general en todos los actos conmemorativos escolares. A la pompa y circunstancia le falta la alegría del espíritu que da la vida al sol y el protagonismo popular espontáneo.
“La culpa es del calendario escolar. -Me dijo alguna vez una maestra- El 27 de Febrero, los chicos están de vacaciones y por eso no podrían saludar a la bandera en su día”.
 El mismo razonamiento tenía mi tía María, la que le festejaba los cumpleaños al hijo, en Marzo, porque así podía invitar a sus compañeritos de clase, ya que en Febrero, cuando realmente los cumplía, todos estaban de vacaciones.
-Ya entendí- dijo Anita, sacándome de mis recuerdos y elucubraciones. Y agregó:
-¿El  lunes pasado también fue feriado porque no hubo clases?
Enseguida supe que había ido demasiado lejos.
 -Si, pero esa es otra historia, fue por un paro docente, algo mucho más difícil de entender que la de Belgrano…- Anita me miró desconcertada.
-Está bien papá, -dijo- después me seguís explicando- y salió corriendo a jugar con su amiga Rocío. 
Suspire aliviado, y enseguida recordé las últimas palabras que la leyenda atribuye a Don Manuel: “¡Ay... Patria mía!”.

                                          En Necochea, ciudad distante, año de 1992


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