Hay Equipo
Por Alberto Farías Gramegna (*)
La forma de organización del trabajo es clave para lograr
convergencia de eficacia con eficiencia (alcanzar la meta en tiempo y forma).
Hoy el paradigma sociocultural es el “equipo”.
Un grupo productivo dado, que adopte la técnica del
trabajo en equipo, produce efectos y resultados que trascienden y complejizan
la mera suma de las potencialidades individuales que lo constituyen. El trabajo
en equipo es el resultado de 1) un modelo conceptual-operativo de la
interacción, el entrenamiento y los resultados alcanzados 2) una capacitación
específica complementaria 3) una capacitación inespecífica que contempla los
procesos interactivos como motor de crecimiento y ajuste al medio y 4) un
estilo de liderazgo centrado en el protagonismo y la delegación operativa y
gradual de toma de decisiones.
Hay equipo
El trabajo “en equipo”, validando un estilo
transdependiente y autoeficaz en un gobierno, una empresa, o un deporte, alcanza
resultados “de equipo”, es decir que aquellos resultados llevan en su
estructura la matriz que los generó, aumentando la calidad final del producto
producido, la meta en el marco de los objetivos. Finalmente el trabajo en equipo
crea condiciones que facilitan una gestión “sustentable”, es decir
autoalimentada y autosostenida, muy diferente a cuando una tarea es solo “sostenible” de forma externa. Un equipo de
trabajo es ante todo un proyecto colectivo, una alianza táctica en el marco de
un plan estratégico. Por eso cada integrante es él y al mismo tiempo todos los
integrantes. Así un equipo en acción es una “empresa” que se manifiesta en su
dimensión concreta actualizada.
Un equipo de trabajo puede ser descrito como un conjunto grupalizado
de personas, interactuando roles complementarios conforme a personajes
profesionales que conforman un sistema-en-situación, respondiendo a la dinámica
del “grupo formal” (los roles que prescriben el trabajo) y articulando
funcionalmente las demandas implícitas y explícitas del llamado “grupo
informal” (los vínculos afectivos y motivacionales).
El lugar del plan en
el equipo
El equipo como estructura sociolaboral aparece en los
resultados de la tarea enmarcada en la acción coordinada del grupo con
objetivos precisos y estandarizados. No es cualquier grupo sino uno unificado
en la centralidad de la tarea y a partir de la diversidad de personalidades que
convergen en la sumatoria de parcialidades entrenadas para el logro de una
totalidad plasmada en un resultado-producto único, esperado y previsible. La
falla del equipo, entonces, será la pobreza o la ausencia del resultado
perseguido. Así como por lo general se cree que un grupo es “solo” un conjunto
de individuos, también suele confundirse al grupo con el equipo. Aquel es la
condición necesaria pero no suficiente de este último. Agreguemos ahora que
entre el grupo y el equipo está “el plan”. Sin plan puede haber grupalidad pero
nunca –permítasenos el neologismo- “equipabilidad”. Todo plan es producto de
una acción racional derivada de una actitud proactiva estratégica, es decir de
una creencia grupal que tiene en la planificación una herramienta clave,
incorporada como valor cultural y no solo como mero tecnicismo contingente. Y
un plan factible debe ser flexible, es decir aceptar la idea del cambio y la
adaptación sin dogmatismos a situaciones nuevas.
La construcción del
equipo
Conjunto, grupo y equipo son instancias progresivas
sobredeterminadas por la situación laboral y el tiempo transcurrido: un
conjunto de voluntades laborales individuales comparten un ámbito, un espacio y
una tarea. El paso del tiempo las convierte en grupo más allá de la
determinación de aquellas voluntades. La esencia del conjunto es su referencia
a la persona en su calidad de individuo, la del grupo su alusión a la
afectividad y compatibilidad de las diferentes personalidades y la del equipo
remite a la funcionalidad interactiva de los personajes laborales de rol.
Recién cuando existe convergencia de objetivos, un plan
estratégico, una división operativa del trabajo y un coordinador que articule
funcionalmente esas acciones, surgirá el equipo, que en su dinámica coherente,
encarna el espíritu del slogan mosqueteril “todos para uno y uno para todos”.
En un equipo de trabajo la interacción, al estar
orientada al resultado productivo, genera la cualidad conocida como
“transacción”, es decir genera un resultado dialéctico donde se ha dado el
salto de la cantidad a la calidad. Por eso el equipo es la máxima expresión de
la autoeficacia en la tarea, donde predomina la funcionalidad del rol.
Equipo y liderazgo
La relación entre estilo de liderazgo, eficacia y
eficiencia en el trabajo de equipo es directa. El psicólogo social Kurt Lewin
demostró que los liderazgos inadecuados (autoritarios, paternalistas o
prescindentes) generan equipos deficientes, débiles o rígidos, poco funcionales
en su capacidad adaptativa a los cambios del entorno o la demanda de la
dinámica laboral. En la táctica de gestión moderna se valora el modelo de grupo
autogestionado, al estilo del “grupo comando”, con predominio de una gran
horizontalidad en la toma de decisiones y donde no hay un supervisor
sobredimensionado, al estilo de un “líder omnipotente”, sino solo una
referencia jerárquica formal externa al grupo a la que se informa
periódicamente de los resultados. Valen aquí los liderazgos democráticos que
estimulan en los integrantes un alto grado de protagonismo en las decisiones
del equipo. Estos equipos de trabajo propician una actitud de involucramiento creciente
y una identificación nítida con los valores que sustentan la tarea y los
objetivos e ideales de la organización. Por el contrario el trabajo
desarticulado, individualista y con pobre comunicación intragrupal por efecto
de un liderazgo autoritario y autocrático, desalienta la motivación y genera
poca calidad en los resultados y baja productividad, además de discrecionalidad
y facilita nichos de corrupción. Razones suficientes que hacen necesario
impulsar la adopción de una cultura política colaborativa, de protagonismo
horizontal racional y con economía de esfuerzos, una cultura sostenida en el paradigma
actual del cambio, porque finalmente hay equipo.
(*) PUBLICADO EN LA CAPITAL de MAR DEL PLATA, ARGENTINA el 13/01/16
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