viernes, 29 de noviembre de 2019

GESTIÓN CONVERGENTE Y EMPRESA EUTÓPICA

Empresa, RRHH y Sociedad


Gestión convergente en RRHH 
y empresa eutópica
Por Alberto Farías Gramegna


“Desarrollar la inteligencia emocional en el establecimiento de los vínculos de gestión es de fundamental importancia para sostener logros positivos. Entender que los principales problemas del manejo de los RRHH en las organizaciones laborales son consecuencia de una dificultad de integración creativa y proactiva entre los aspectos personales y los del personaje que nos toca desempeñar como rol en la organización, es un punto clave para el desarrollo de una nueva cultura del trabajo en equipo y el crecimiento de la empresa.”

E
n los últimos años se han multiplicado las llamadas “organizaciones eutópicas”, término que alude a un lugar apto para el trabajo agradable. (Eu: adecuado, saludable, funcional y topos: lugar). La organización eutópica  se orienta a la creación de vínculos y espacios de trabajo saludables, felices, en los que se puede trabajar confortablemente e invertir con seguridad.

Ahora bien, nobleza obliga, no desconozco el escepticismo de muchos ante estos modelos de cambio para  mejorar la calidad de la vida laboral.  A la luz de la particular idiosincrasia nacional ¿es posible instalar efectivamente en la cabezas y los gestos de los líderes una “gestión empresarial eutópica”, en un país anómico, en muchos aspectos, confrontativo por costumbre , dicotómico, anómalo institucionalmente y surcado transversalmente por una crisis de certezas y valores?
Nosotros hemos venido desarrollando desde hace 20 años el concepto de “organización convergente”, que fundamenta teóricamente el clima laboral eutópico. 

Ese modelo que articula la ecuación integrada por “factor humano”, “recurso humano” y “estilo de personalidad competente” en función de la “situación contingente”, y que llamamos “convergencia organizacional transactiva autoeficaz” (COTA), explicado en dos de mis libros editados en España, (“Personalidad, rol y situación”, 2016 y “Personalidades competentes y Organizaciones eutópicas”, 2017) anticipa muchos de los conceptos actuales que se han puesto de moda internacionalmente como “empresa ágil” o agilidad de gestión basada en la actitud protagónica, y en el desarrollo de “software” funcionales que reflejen aquella nueva actitud de empoderamiento del factor humano por sobre la burocracia inercial de los procedimientos administrativos. 

Ya en la década de los ´80,  Edward W. Deming aplicó su modelo de gestión de excelencia, basado en la observancia de “14 puntos”, con protagonismo de equipo, a la producción automotriz de la General Motors, luego del éxito que había tenido al asesorar a la renacida industria japonesa de postguerra.
En sus conocidos trabajos “La empresa eutópica” (Salvador García Sánchez) y “La dirección por valores”, (S. García Sánchez  y Shimon Dolan) afirman que las empresas  eutópicas -por oposición a las “distópicas” que destruyen actitudes positivas y quitan orgullo al trabajador- son aquellas que están gestionadas por un equilibrio de valores económicos, éticos y emocionales, resultando un lugar idóneo donde invertir capital y tiempo de trabajo. Resultan más efectivas porque en ellas es posible el desarrollo de afectos positivos. Así las organizaciones eutópicas se situarían entre la utopía de la sensibilidad humanística y el pragmatismo económico del sistema capitalista tradicional. La gestión de estas organizaciones se sostiene en  lo que se conoce como “dirección por valores” Los liderazgos eutópicos se orientan a la construcción de confianza, en primer lugar en si mismo. La autoconfianza es el punto de partida para construir confianza de equipo. La dirección eutópica diferencia la gestión tradicional -que maneja solo valores numéricos- de los liderazgos capaces de construir valores compartidos e instaurar sinergia laboral y “mística” corporativa. Históricamente se ha evolucionado desde la “dirección por instrucciones” (clásica), pasando por la llamada  “dirección por objetivos” (segunda mitad del siglo pasado) a la actual propuesta  de la “dirección por valores”, que intenta promocionar el compromiso, la participación protagónica  y el liderazgo eutópico y donde los jefes actúan como  entrenadores (“coach”), facilitadores del entrenamiento de competencias. Las autoevaluaciones de los participantes de una empresa eutópica verifican la autogestión de cada uno en los planos de la confianza, la atención al proyecto armónico sujeto-grupo, la acción cotidiana concreta, y el tiempo del ser uno mismo y en relación a los valores propios y compartidos. Al respecto García Sánchez opina que “En demasiadas ocasiones los valores en las empresas e instituciones se quedan en meras palabras, un cambio de lenguaje. No es así, los valores se construyen interactuando. Si no se sigue ese camino, sólo se desarrollan adoctrinamientos.”

Los valores y las creencias en la “empresa convergente”

Los valores éticos y las categorías que manejamos en nuestro modelo de trabajo profesional COTA en el marco de la “empresa convergente” (por la co-incidencia funcional del “recurso” y el “factor” humano), se asemejan en general -en cuanto a los objetivos y estilos de gestión-  a los expresados por el movimiento eutópico. En nuestro caso quizá con una menor carga de “ideología-filosofía de vida” y un mayor énfasis pragmático en los fenómenos protagónicos en las sub-culturas de los grupos laborales pequeños (grupos de pertenencia-referencia), de la capacitación activa contínua y de la consolidación de la “identidad de rol laboral”, como clave para una buena inserción en la cultura de la empresa. Coincidimos en el desarrollo de tres tipos básicos de valores: económicos prácticos (efectividad y productividad), psicológico-emocionales (creatividad, continencia y optimismo fundado) y ético-morales (honestidad, solidaridad, reconocimiento).
A diferencia de la empresa disfuncional tradicional (distópica, y que nosotros llamamos “divergente”), que cree con naturalidad que “Lo que no se puede ver ni medir no existe”, “Que al trabajo no se lleva bien con la diversión y el bienestar”, “Que el único conocimiento verdadero está arriba, en los jefes”, “Que es inevitable la deshumanización en el trabajo”, etc., la empresa “eutópica” cultiva la idea de equilibrar la energía dedicada al trabajo, a la familia y a uno mismo. También que hay valores que no admiten ser “medidos”, que el trabajo creativo resulta lúdicro, que el exceso de controles no autogestivos ahoga la iniciativa, que la gente trabaja más y mejor cuando es tratada como personas y no solo como recursos de número, que una gestión estratégica y situacional implica ser ante todo un facilitador de logros, a partir de mejorar los desempeños incentivando los talentos naturales y entrenando competencias. La psicología sociolaboral -en coincidencia con algunas creencias eutópicas- muestra que si se les da la oportunidad y el contexto adecuado, las personas son mucho más proclives a la cooperación y al proyecto que al permanente conflicto y contestación.  Transformar una organización “divergente” en una de “convergencia eutópica”, no es tarea que pueda hacerse de la noche a la mañana. Hace falta convicción, voluntad, esfuerzo y trabajo duro de todos lo integrantes para cambiar la cultura interna. Pero, ya se sabe, una larga travesía comienza siempre con un pequeño primer paso.




*  *  *

No hay comentarios:

Publicar un comentario