domingo, 7 de febrero de 2021

Domingo siete

                    DOMINGO SIETE

                                     Por Alberto Farías Gramegna

                                                 textosconvergentes@gmail.com

Siete no es un número cualquiera. Los gurúes de la doctrina esotérica refieren el siete como número propio del Destino. El siete constituye también la unidad universal en la interpretación de los números en la Grecia antigua. Muchos aspectos de la vida humana en culturas muy diferentes resultan regidos por este número “cabalístico”. Precisamente en la cultura judía el siete preside durante todo el ciclo anual. El día  séptimo es el Shabat, y el séptimo mes es sagrado. Siete son los brazos del candelabro. Siete los samuráis de la película de Akira Kurosawa. Al año séptimo lo llamamos año sabático. En la cultura cristiana el año del jubileo era determinado por el número siete multiplicado por siete. Los hindúes dicen haber descubierto siete chacras. Los metafísicos hablan de siete niveles de conciencia. Y modernamente la psicología cognitiva de Howar Garner descubre siete inteligencias Hay siete pecados capitales, siete plagas de Egipto, y claro como olvidar a la serpiente de siete cabezas. Dante Alighieri describe siete infiernos. En siete días Dios creo el mundo y siete son los días de la semana. Siete los mares famosos del planeta, siete colores brillan en el arco iris. Siete son las notas musicales del pentagrama y en el mundo es clásico pensar en  las Siete Maravillas. El Séptimo Sello nos lleva a recordar el film de Bergman. Es además el número de los sensoreceptores  del hombre en su cabeza para ver la grandeza divina: 2 ojos, 2 oídos, 2 fosas nasales y la boca. En el pecho de la virgen vemos siempre siete espadas. Los sagrarios  son siete, y  siete los Sacramentos. Dice el Evangelio según Mateo, que a Pedro le preocupa la ofensa personal y pregunta: Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano?, ¿Hasta siete veces? Y Jesús responde: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete (18, 21-22). Con este tema se han hecho tantas películas, por ejemplo la de Torre Nilson y es el título de un libro de Dalmiro Sáenz. Siete vicios, siete virtudes y los gozos también son siete. Siete niños hubo en Ecija. Los gatos parecen tener siete vidas. Y si de gatos hablamos, el famoso felino parlante del cuento infantil calzaba sus botas de siete leguas para llegar antes que la carroza real. En un acto de arrojo el Sastrecillo Valiente mató a siete moscas de un solo golpe de mantel. Siete eran los cabritos. Y la dulce Blanca Nieves siempre estuvo bien acompañada por los siete enanos, que las malas lenguas han pretendido difamar dudando de sus noblezas. Y Borges… fue recopilado en las conferencias de las “Siete noches” 

Pero en esta danza interminable del siete, ¿Qué lugar ocupa la frase “caerse con un domingo siete”? Existen muchas  versiones sobre el origen de esta expresión, en general utilizada para referir una salida coloquial poco elegante, una intervención desafortunada, un desplante impensado. En algunos países latinoamericanos suele utilizarse ante un embarazo no deseado. Hay cierta coincidencia empero, en referirse a multiplicidad de variantes de un cuento antiguo de leñadores y duendecillos."Salir alguien con su domingo siete" recordaría a un leñador perdido en el bosque y que al caer la noche y escuchar vocinglería, asustado se esconde en el hueco de un árbol. Desde allí puede ver a  duendes reunidos cantando y bailando: “lunes, martes y  miércoles son  tres; lunes,  martes y miércoles son tres”. El leñador imprudente al rato agregó desde su escondrijo: “¡jueves, viernes y sábado seis!” Los duendes sorprendidos sorprendentemente premiaron su ingenio con monedas de oro. Un hermano al verlo rico y conocer la causa, intentó repetir la sorpresa y escondiéndose también esperó la canción de los duendes. “lunes, martes, miércoles, tres, jueves, viernes, sábado, seis” Dijeron esta vez. Al cabo el intruso agregó “¡y domingo siete!”. La respuesta de los duendes, molestos esta vez, no fue un premio sino una paliza al desatinado y ambicioso hermano. Tal el relato infantil. Pero a esta altura de la nota hasta el lector más despistado habrá advertido que se trata de llamar la atención sobre el dicho porque hoy mismo es domingo, y llevamos siete días desde el inicio de febrero, mes cuyo nombre tiene siete letras. Sugiero que dejemos que los duendes del día, que para algunos es el “más lindo de la semana”, canten y bailen tranquilos, no sea que nos salgan también ellos con un domingo siete.


© 7-2-21

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