viernes, 10 de julio de 2020

EL MALESTAR EN LA CLAUSURA...

Psicología y sociedad en tiempos de pandemia

El malestar en la clausura
(Platón, Freud y la caverna)
Por Alberto Farías Gramegna (*)


“La libertad del individuo no es un regalo de la civilización. Era mayor antes de haber cualquier civilización.”-  Sigmund Freud

“No son los ojos los que ven, sino lo que nosotros vemos por medio de los ojos” - Platón

“Trabajamos no para lo que somos sino para lo que seremos, siempre persiguiendo un cambio, un porvenir con forma de proyecto. Si desaparece, la vida es vacío en un presente continuo”- Alberto Relmú
E

l nomadismo, el “homo movens”,-decíamos hace un tiempo ,(La Capital, 1-5-20)- es la marca de agua de la Humanidad porque allí está el alimento; el otro diferente y el enigma del mundo. (…)  Platón, en el Mito de la Caverna muestra en sentido figurado el hecho de que el hombre que ignora es esclavo de una ilusión si no sale al exterior al encuentro del “otro real”. (…) La esencia nómade -por suerte, ya que es la condición del enriquecimiento multicultural- insiste y siempre está en tensión con la inercia estática del lugareño (…) Esta tensión territorial antagónica y dilemática afuera-adentro de la casa versus la calle, reemplaza bruscamente a la ecuación inclusiva “la casa y la calle”, es decir la alternancia, que en la mayoría de los casos de la modernidad urbana, la población económicamente activa pasa más de la mitad del tiempo diario fuera de su casa, en el trabajo, el viaje de ida y vuelta  y otras actividades extralaborales. Esa alternancia hace que se asuman diferentes roles que es la esencia de la vida social. Y ese impedimento que altera la normalidad en nombre de una ilusoria e ingenua “nueva normalidad” (sic) abona el terreno para la emergencia de un sinfín de trastornos psicosomáticos más allá o acá de cualquier potencial amenaza de este u otro virus con los que convivimos desde siempre, como las tantas otras gripes que nos acompañan desde la niñez, y ante las que nunca hemos pedido “permiso para vivir”.

El malestar en la clausura…

La falta de atención de las autoridades a la asistencia psicológica durante la pandemia hará que el mundo pague el precio”, dice Elke Van Hoof , investigadora en Psicología de la Salud de la Universidad de Vrije, de Bruselas, especialista en estrés y trauma; y agrega que el confinamiento planetario es "el mayor experimento psicológico de la historia", Un informe (1) de semanas atrás, del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), elaborado con los resultados de una encuesta online entre 2490 personas de los principales centros urbanos del país, informa que casi el 70 % de los encuestados, ya experimentaban malestar psicológico, apenas trascurridos los primeros 50 días del confinamiento obligatorio (hoy llevamos más de 100) (…) “Se observaba entonces ya más del doble de sintomatología psicológica clínica que en la primera semana de aislamiento” (…) “Mientras su prevalencia era de 4,8% a los siete días de cuarentena, este porcentaje aumentó a 5,7% al acercarnos a los dos meses. Eso significa que alrededor de 5 de cada 100 personas registran sintomatología clínicamente significativa", refiere el estudio. Luego indica que el uso de medicación autoadministrada sin prescripción médica aumentó del 10, 5 % al 13, 5%. El consumo de alcohol -según los datos obtenidos a través de los encuestados- habría aumentado de 8,1% al 11, 5%. Respecto a las consultas psicológicas se observa, que aumentó en un 3% (de 4,8% al 7,8%).
El informe del Observatorio continúa analizando los datos respecto a los trastornos en el sueño
-refiere el artículo citado- e indica que afecta al 76 % de los encuestados: “Los síntoma clínicos psicológicos se incrementan significativamente de acuerdo con la duración de la cuarentena. La muestra a los 50-55 días presenta más del doble de síntomas que la realizada a los 7-11 días".

El virus de la incertidumbre (o la fantasía de la “cuarentena perpetua”)

La Psicopatología y la Psiquiatría, han enfatizado la importancia del “proyecto de vida” y el papel que el manejo y la planificación del tiempo propio, tienen en la salud mental y el confort emocional de las personas. Un proyecto implica la necesidad de planificar hechos y situaciones que aún no son reales, pero que existen en nuestras cabezas, por lo que implica un ejercicio vital propio del ser humano: la imaginación. Imaginamos cómo seremos, lo que haremos y dónde en un lapso corto, mediano o largo. Imaginamos cómo se verá nuestra forma de ser y hacer en un espacio tiempo virtual, que sólo es prerrogativa humana: la idea de futuro. Y es esa misma idea la que modela nuestro actuar en el presente y su ausencia nos paraliza. Por todo lo dicho, la peor amenaza para sostener un proyecto de vida es la incertidumbre generada por la imposibilidad de decidir sobre la propia libertad personal. La “cuarentena” ha sido en el mundo, sin duda, un recurso preventivo sanitariamente adecuado y presupone previsibilidad de aplicación temporal, para no dar lugar a una incertidumbre prolongada, que se realimenta a sí misma creando las condiciones para el estrés crónico, con todos los efectos psicosomáticos deletéreos asociados a la misma. Esto es, al no conocer ningún plan certero de “desescalada”, y por tanto no saber cuándo, ni cómo se saldrá efectivamente en tiempo y forma de la situación de confinamiento obligado, surge en el inconsciente la fantasía irracional, persecutoria y perturbadora de una “cuarentena perpetua”, lo que -aunque es obviamente ilógica- dispara procesos psiconeurológicos con sesgos depresivos y ansiógenos, que se potencian especialmente en personas con tendencias predisponentes u otras disfunciones psicosomáticas. Un agregado distópico que debiera evitarse. Ya tenemos bastante con el coronavirus, para agregarle este otro virus, el de la incertidumbre y sus nefastas consecuencias de un confinamiento que luce interminable.


(*) Psicólogo Institucional  http://afcrrhh.blogspot.com/


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