El
virus de la incertidumbre
(la distopía
del confinamiento interminable)
Por Alberto Farías Gramegna (*)
“El hombre es un ser de tiempo percibido. El tiempo lo atraviesa y lo ubica en una escena siempre por
venir. Trabajamos no para lo que somos sino para lo
que seremos, siempre persiguiendo un cambio, un
porvenir
con forma de proyecto. Si desaparece, la vida es vacío en un presente
continuo”- Alberto Relmú
“Distopía o cacotopía
son términos antónimos de eutopía, significando una ´utopía negativa´, donde la
realidad transcurre en términos antitéticos a los de una sociedad
ideal, representando una sociedad hipotética indeseable”- Wikipedia.es
“Mi esposa debe estar por encima de toda sospecha” - Cayo Julio César (100-44 a. C.)
Aquella cita
de Julio César ha pasado a
ser famosa expresada como: “La esposa del César no sólo debe ser honesta, sino parecerlo”. Y en el caso del confinamiento interminable
producto de la mal llamada “cuarentena” argentina (que ya lleva casi cien
días), al igual que la mujer del César, podrá o no ser honesta, pero sin
embargo muchos opinan que, por sus imprecisos resultados sanitarios, su mención
justificadora con fines oportunistas y sus efectos secundarios socio-económicos
y políticos-culturales, no lo parece tanto. Algunos quizá los consideren
livianamente como previsibles “daños colaterales”, pero otros, menos
eufemísticos, afirman que finalmente “es peor el remedio que la enfermedad”, y otros aún,
los más escépticos e impíos, llegan a creer que “todos combatimos con sólo
media verdad contra una mentira entera”, Arthur Koestler dixit. Es lo que hay.
La pandemia desafía la tolerancia y
enrarece los pensamientos.
Permiso
para vivir…
Algo
huele mal en “cuarentena”
Hace horas, a través de BBC News (https://www.bbc.com/mundo/noticias-53117592#) leemos que la Dra. Elke Van Hoof,
investigadora en Psicología de la Salud de la Universidad de Vrije, de Bruselas,
y especialista en estrés y trauma, dijo que el confinamiento planetario
es "el mayor experimento psicológico
de la historia", y agregó que “La falta de atención de las autoridades a la
asistencia psicológica durante la pandemia hará que el mundo pague el precio” Entre nosotros, un reciente informe del Observatorio de Psicología Social
Aplicada de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) elaborado con los resultados de una encuesta online entre 2490 personas de los principales centros urbanos del
país, informa que casi el 70 % de los encuestados, ya experimentaban malestar psicológico,
apenas trascurridos los primeros 50 días del confinamiento obligatorio. (Ref: diario
La Nación, https://www.lanacion.com.ar/editoriales/salud-mental-cuarentena-mas-prolongada-del-mundo-nid2384225) (…) “Se
observaba entonces ya más del doble de sintomatología psicológica clínica que
en la primera semana de aislamiento” (…) “Mientras su prevalencia era de 4,8% a los
siete días de cuarentena, este porcentaje aumentó a 5,7% al acercarnos a los
dos meses. Eso significa que alrededor de 5 de cada 100 personas registran
sintomatología clínicamente significativa",
refiere el estudio. Luego indica que el uso de medicación autoadministrada sin
prescripción médica aumentó del 10, 5 % al 13, 5%. El consumo de alcohol -según
los datos obtenidos a través de los encuestados- habría aumentado de 8,1% al
11, 5%. Respecto a las consultas psicológicas se observa, que aumentó en un 3%
(de 4,8% al 7,8%). El informe del Observatorio continúa analizando los datos
respecto a los trastornos en el sueño -refiere el artículo citado- e indica que
afecta al 76 % de los encuestados: “Los síntoma clínicos psicológicos se incrementan
significativamente de acuerdo con la duración de la cuarentena. La muestra a
los 50-55 días presenta más del doble de síntomas que la realizada a los 7-11
días.". Finalmente, se informa
que en relación a la demanda de asistencia psicológica gratuita al Servicio de
Salud de se incrementaron exponencialmente, ya que sólo en los dos primeros
meses del confinamiento se recibieron 2500 solicitudes, en comparación con las
4000 anuales que registra la estadística en años normales. De lo que se deriva
que la relación incremental “tiempo de enclaustramiento-trastornos conductuales
psicosomáticos”, resulta directamente proporcional partiendo de la primera
variable.
El hombre es proyecto y la incertidumbre
forzada lo quebranta
La
palabra “proyecto” deriva del latín “pro-iectus” y significa “lanzado
hacia adelante, que avanza”. El proyecto
es la esencia de hombre en la búsqueda del sentido de la vida, que lo
diferencia del resto de los animales que viven en un presente continuo, aunque anticipen
escenarios por efecto del aprendizaje y los reflejos condicionados, al menos
hasta donde sabemos. La Psicopatología y la Psiquiatría, han enfatizado la
importancia del “proyecto de vida” y
el papel que el manejo y la
planificación del tiempo propio, tienen en la salud mental y el confort
emocional de las personas. Un proyecto implica la necesidad de planificar
hechos y situaciones que aún no son reales, pero que existen en nuestras
cabezas, por lo que implica un ejercicio vital propio del ser humano: la imaginación. Imaginamos cómo
seremos, lo que haremos y dónde en un lapso corto, mediano o largo. Imaginamos
cómo se verá nuestra forma de ser y hacer en un espacio tiempo virtual, que sólo es prerrogativa humana: la idea
de futuro. Y es esa misma idea
la que modela nuestro actuar en el presente y su ausencia nos paraliza. Por todo
lo dicho, la peor amenaza para sostener un proyecto de vida es la incertidumbre
generada por la imposibilidad de decidir sobre la propia libertad personal. La
incertidumbre prolongada se realimenta a sí misma y crea las condiciones para
el estrés crónico con todos los efectos psicosomáticos deletéreos asociados a
la misma. Esto es, al no conocer ningún plan de “desescalada”, y por tanto no
saber cuándo, ni cómo se saldrá efectivamente en tiempo y forma de la situación
de confinamiento obligado, surge en el inconsciente la fantasía irracional, persecutoria
y perturbadora de una “cuarentena perpetua”, lo que -aunque es obviamente ilógica-
dispara procesos psiconeurológicos con sesgos depresivos y ansiógenos, que se
potencian especialmente en personas con tendencias predisponentes u otras
disfunciones psicosomáticas. Un agregado distópico que debiera evitarse. Ya
tenemos bastante con el coronavirus, para agregarle este otro virus, el de la
incertidumbre y sus nefastas consecuencias de un confinamiento interminable.
URL DE LAS IMAGENES
https://www.antoniopulido.es/wp-content/uploads/2016/07/incertidumbre3244-1024x679-960x540.png
https://www.capital.es/wp-content/uploads/2020/02/coronavirus-4817450_640.jpg
* * *
No hay comentarios:
Publicar un comentario